«Todo lo que pinto, sale de mi interior»

Todas mis pinturas tienen un componente psíquico y emocional. Dependiendo del estado en que me encuentre: podréis observar cómo las líneas definen mi composición, cómo el color crea diferentes realidades y cómo las distintas estructuras arman un todo simbólico con una entidad propia.

A lo largo de los años, he aprendido que mi pintura tiene una base espiritual, emocional y de búsqueda interior; el desarrollo espiritual va acompañado de la evolución psíquica. Cuanto más sé de mí, de mis mecanismos psíquicos, cuanto más evoluciono en mi proceso de asimilación de la vida, más puedo orientar mis procesos pictóricos.

Mis composiciones se basan en la íntima interrelación entre el mundo emocional, lo psíquico y la apertura con el exterior. La abstracción para mí es una forma plural de tender puentes, de compartir estados y de intentar alcanzar una cierta plenitud. Mis pinturas proponen una interpretación absolutamente libre al espectador, no están sujetas a significaciones estancas. Hablan de un proceso evolutivo, de mecanismos profundos, de vínculos, de interpretaciones del mundo, de un propio microcosmos, de una propia autocosmovisión.

Me encanta esta maravillosa idea de que el Arte tiene que circular, siendo el motor que aúne la mayor cantidad de personas: es como una especie de milagro que nos hace trascender. Desde ese punto de vista, me gusta esa suerte de interpretación colectiva.

En definitiva, el Arte que trato de hacer se mueve entre los hilos invisibles de mí mismo con dos motores fundamentales: la Libertad y el Amor.

«Todo lo que pinto, sale de mi interior»